Publicado: 22 de Marzo 2021
Triunfaba la Revolución en el año 1979 en Nicaragua, y la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y el Gobierno de Reconstrucción Nacional encomendó la primera tarea como parte del programa histórico: alfabetizar a más del 50% de la población que no sabía ni leer ni escribir, tanto en el campo como en la ciudad.
Los muchachos, jóvenes y adultos partieron hacia diferentes partes del país, con alegría y mística revolucionaria de compartir los conocimientos; pasaron 6 meses, cuando la nación centroamericana informaba positivamente al mundo la impactante reducción de analfabetas; a 41 años de la histórica epopeya, los trabajadores de la Empresa Nicaragüense de Electricidad (ENEL), recuerdan su participación en la Cruzada Nacional de Alfabetización (CNA).
Uno de los alfabetizadores fue el Dr. Mario Torres, Director General de Proyectos, quien en ese entonces tenía 13 años de edad y recuerda que la organización fue una de las claves para alfabetizar porque estaban constituido por batallones, compañías, pelotones y escuadras, rememora que “primero fue el reclutamiento de todos los jóvenes que estaban en secundaria en el Movimiento Estudiantil y la Juventud Sandinista para conformar el Ejército Popular de Alfabetización (EPA), se diseña el proceso metodológico para los que íbamos alfabetizar tuviéramos las herramientas necesarias”.
Al Dr. Torres, le tocó alfabetizar a 10 personas (la mayoría adultos mayores) en la Comarca La Chocolata en el istmo de Rivas. Recuerda que 2 días antes el asesor técnico que era un profesor se había movilizado previamente con los secretarios políticos para ubicar a los muchachos “a mí me tocó hospedarme en la casa de Don Daniel Mora y Doña Martha Rosa Obando, me dieron un cuartito cerca de donde se guardaba el maíz […] de mis 10 alfabetizados, 2 eran comerciantes entonces con ellos trabajaba los días sábados, mis 10 alumnos aprendieron a leer y escribir; y algunos hacían lectura de corrido, diario les daba de 2 a 3 horas de clase”.
Mientras tanto, la Compañera Silvia Elena Rueda, Técnico Administrativo de la Planta Termoeléctrica Managua (PMA), nos cuenta que a ella la jornada le tocó en la Comarca La Barranca, en el Municipio de Nandaime, Departamento de Granada, en ese tiempo su edad era de 18 años y “tenía 8 alumnos, eran unos señores que no sabían absolutamente nada, entonces yo me quedaba más horas de lo estipulado porque ellos tenían mucho interés de aprender […] con ellos aprendí a realizar labores del campo, sembré tomates y hasta jale agua”.
Según Rueda, lo que más impacto le causó fue ver a los campesinos aprender tanto, organizados en las cooperativas, comenzando a hacer cuentas, leer y escribir; sabían que nadie los podía engañar porque habían dejado la ignorancia atrás.
La cruzada, también se libró en la ciudad, el Ing. Doñald Maliaño, Especialista Eléctrico de ENEL, cuenta que su jornada de alfabetización la realizó en la capital específicamente en el Colegio de las Américas N° 2 “en mi grupo tenía 2 personas mayores de edad, y 2 o 3 muchachos, todos aprendieron a leer y a escribir, quisieron aprender más y siguieron estudiando […] ver el avance de cómo iban aprendiendo fue lo más satisfactorio, a pesar de que algunos eran mayores los he logrado ver y siempre me agradecen”.
La Cruzada Nacional de Alfabetización (CNA) “Héroes y Mártires de la Liberación”, no solo estrechó la relación del campo con la ciudad desde el punto de vista de la confraternidad, de la toma de conciencia por los más desposeídos, del vínculo permanente de las familias hasta el día de hoy, sino que, también fue una riquísima y valiosa escuela de recuperación del patrimonio nacional realizada por los alfabetizadores (maestros y estudiantes), en muchos campos como el antropológico, arqueológico, cultural, ambiental y productivo; que vino a fortalecer tanto a la educación como al proyecto de nación impulsado por la revolución.
CNA una epopeya cultural
Comandante Carlos Fonseca, tus muchachos cumplimos. |
Todo mundo ha catalogado la CNA, como la epopeya cultural determinante en la historia de Nicaragua y, efectivamente, esta afirmación pareciera tal vez un poco exagerada, pero cuando analizamos las circunstancias, los componentes, los pormenores, realmente uno tiene que rendirse ante la evidencia de que se llevó a cabo una verdadera insurrección, una revolución cultural.
La CNA fue un aula abierta, implicó ricos aprendizajes de alfabetizadores y alfabetizandos. Se partía del contexto, conociendo in situ la realidad de tantos años de atraso estructural.
Las condiciones históricas excepcionales en las que se desarrolló la CNA permitieron la hazaña. Nicaragua, nunca había estado en tanta sintonía consigo misma como hace 41 años. Era un solo pueblo, un solo sueño. Las proporciones épicas de la Cruzada de Alfabetización cambiaron la vida de miles de personas, pero sobre todo mostraron al mundo que en verdad los sueños se pueden hacer realidad.